Como otro año, he participado en el concurso de Relatos de Wikihammer, esta vez con un relato basado en el Caos, por eso aparece en este blog.
Lo primero felicitar al resto de los concursantes, y después, dar las gracias por los dos puntos que ha recibido el relato, una plata, con el que tengo el sexto puesto compartido.
Lo dicho y seguid así chicos, ya que por lo menos vemos movimiento externo a la empresa matriz en este hobby que cada día se esta volviendo más difícil.
Espero que os guste el relato y nos vemos en otro articulo.
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jueves, 31 de octubre de 2013
viernes, 18 de octubre de 2013
Que hay en la caja: Exterminadores del Caos
Otro nuevo que hay en la caja, esta vez exterminadores del Caos. Como podéis ver, últimamente estoy haciendo muchos "Que hay en la caja", tanto en este blog como en los otros, ya que estoy comprando algunas cosas que me hacen falta para completar ejércitos.
MATRICES
Estamos ante una caja interesante, bastante buena a nivel general, pero primero veamos las matrices:
También algunas mutaciones, pocas la verdad, así como siete cabezas. Y accesorios con cráneos.
como veis, esta caja sobran pocas cosas, ya que casi todo se usa.
EJEMPLOS
Os voy a enseñar los que he montado:
Como podéis ver he usado solo uno de los accesorios, en la doto se ve que esta de lado, pero los he cambiado al frente, girándolos y ocupando toda la parte superior de la armadura.
Cuando estén terminados y pintados veréis como queda.
CONCLUSIONES
Buena caja, con mínimos sobrantes, y que a nivel de ejercito son una buena opción en las listas.
Datos negativos, el de siempre el precio (aunque a mi me salio un 30% más barata en una oferta que cogí en Nostromo por liquidación de material de GW). Otra cosa es que estas miniaturas llevan sin actualizarse desde el 2004 (solo un cambio de metal a plástico, usando la misma matriz)
Por lo demás, si quieres darle un plus a tu ejercito del Caos, sin duda esta es una de las buenas opciones de infantería pesada.
Me despido y nos vemos en el siguiente articulo.
MATRICES
Estamos ante una caja interesante, bastante buena a nivel general, pero primero veamos las matrices:
En la caja vienen dos matrices, con las que se pueden hacer cinco exterminadores, un paladín, uno de armas especial y tres normales.
Vienen una buena cantidad de piezas, siempre van a sobrar, y tambien armas de energía, puños de combate y sierra y combiarmas.También algunas mutaciones, pocas la verdad, así como siete cabezas. Y accesorios con cráneos.
como veis, esta caja sobran pocas cosas, ya que casi todo se usa.
EJEMPLOS
Os voy a enseñar los que he montado:
Como podéis ver he usado solo uno de los accesorios, en la doto se ve que esta de lado, pero los he cambiado al frente, girándolos y ocupando toda la parte superior de la armadura.
Cuando estén terminados y pintados veréis como queda.
CONCLUSIONES
Buena caja, con mínimos sobrantes, y que a nivel de ejercito son una buena opción en las listas.
Datos negativos, el de siempre el precio (aunque a mi me salio un 30% más barata en una oferta que cogí en Nostromo por liquidación de material de GW). Otra cosa es que estas miniaturas llevan sin actualizarse desde el 2004 (solo un cambio de metal a plástico, usando la misma matriz)
Por lo demás, si quieres darle un plus a tu ejercito del Caos, sin duda esta es una de las buenas opciones de infantería pesada.
Me despido y nos vemos en el siguiente articulo.
lunes, 7 de octubre de 2013
Capítulo V: Traición
Saardiar observo, desde el puente de mando el planeta. Solo
con estar en su proximidad notaba el poder de su Dios, Slaanesh. Allí se sentía
lleno, imbuido de una fuerza y un poder sobrehumano.
Las primeras naves habían empezado a desembarcar. Él les
seguiría.
En cuanto tomo tierra supo que aquello era el paraíso que
había soñado durante toda su vida. Aquel mundo demonio, perteneciente a
Slaanesh estaba inundado de sensualidad, placer y como no también de dolor,
mucho dolor. Pero aquello formaba parte de la personalidad de ese dios. Veía a
diablillas corriendo por todos lados, algunas montadas en Rastreaalmas, así
como algunas atormentaban (o las victimas disfrutaban del placer que esto les
proporcionaba) a algunos humanos que ese habían entregado a Slaanesh. También
había muchos demonios de Slaanesh correteando.
De esta forma, el Elegido de la Muerte llego hasta donde el
Avatar de Slaanesh, quien era el gobernaba aquel mundo.
Cuando Saardiar fue introducido en la gran Sala vio a un ser
sin sexo definido. Por una parte parecía un humano y por otra parte una humana.
Pero aquello era la dualidad de Slaanesh. Aquel ser era de menor estatura que
el legionario. Iba acompañado de su sequito, Isstern, Ashton y Derrick, así
como unos legionarios, elegidos por Saardiar. Eran los mejores, sus propios
Elegidos. Saardiar fue el primero en hablar.
-
Vuestra Magnificencia- dijo el legionario
arrodillándose delante de aquel ser-, soy un mensajero de buena voluntad. Mi
Señor me envía.
-
Te veo, Elegido- dijo el ser. Su voz sonaba como
la de un hombre pero en mitad de algunas palabras una voz femenina las
realzaba. Estaba sentado en un trono, con rostros que aullaban de dolor y de
placer.
-
Mi Señor quiere una alianza contigo- dijo
directamente Saardiar.
-
¿Quién es tú Señor que osa pedir tal gracia?-
respondió el ser.
-
Horus, Señor de los Elegidos.
-
Horus, hacía mucho tiempo que no oía ese nombre.
Mi hermano, Fulgrim, lo decía a menudo. Cuando se volvió loco.
Saardiar se sintió incómodo.
-
Horus murió- dijo el ser.
-
Mi Señor era uno de sus capitanes, el Elegido
por el mismo Horus para continuar su nombre.
-
Me comento algo mi hermano, que los Hijos
después de la muerte del Padre se enzarzaron en una batalla fratricida. Y solo
el más fuerte, el Elegido por los Dioses fue el que prevaleció. ¿Ese es tu
Señor?
-
No lo sé- reconoció Saardiar.
-
Tienes que demostrar que mereces el don- dijo el
ser-. Elige a un Campeón y se enfrentara al Favorito de Slaanesh.
Saardiar asintió. Se retiró y se reunió con sus hombres.
Isstern fue el primero en hablar.
-
Dejadme ser el campeón, soy el más preparado.
-
No- dijo Saardiar- elige a uno de los
legionarios.
-
Skelaar, sin duda, es el más hábil, ya sea con
armas de disparo o cuerpo a cuerpo.
-
Bien que sea él- le contesto el Elegido de la
Muerte.
Skelaar era uno de los legionarios más veteranos de los
Elegidos de la Muerte, aunque no tanto como Isstern o Treesk. Estos eran los
mejores luchadores y Skelaar iba detrás de ellos. Según Isstern, era
prescindible. Si perdía el combate no pasaba nada, ya que tendría un rival
menos en su liderazgo. Pero si ganaba, eso era otra historia. Muchos seguían a
este, ya que creían que era mejor que él, pero siempre que habían luchado,
Isstern habia vencido. Treesk pasó de ser su más encarnizado rival a su aliado,
ya que vio que no podía vencerlo. Pero Skelaar era distinto. Si con aquello
podía quitárselo de en medio, mejor.
El legionario se quitó su casco. Su rostro estaba deformado
por cicatrices, conseguidas tanto en duelos como en combates. Su armadura era
muy labrada, lo que revelaba su status en los Elegidos. Empuñaba un hacha de
energía, que lo mismo usaba con una o dos manos. Miro a todos con desdén.
A una señal del Avatar de Slaanesh, entro su rival en la
sala. De un silencio casi absoluto se pasó a una algarabía de placer y
jolgorio. El Paladín de Slaanesh estaba allí.
Saardiar no lo había visto nunca, pero nada más verlo sabía
quién era: Lucius.
Después de la batalla de Isstvan III, cuando Lucius fue
arrojado al portal creado por Tarvitz y los bibliotecarios, Slaanesh se apiado
de él y lo trajo allí. Era su favorito y no podía dejarlo abandonado en la Disformidad.
Su rostro estaba cubierto de cicatrices, su armadura de
rostros que parecían gritar en una eterna agonía placer. En una de sus manos
empuñaba una espada y en la otra el Látigo del Tormento.
Skelaar sopeso a su rival. No parecía muy peligroso, así que
se lanzó al ataque directamente.
Lucius, experto luchador, simplemente lo esquivo. Aquel
combate, como todos en los que participaba, le aburría. No había rival para su
destreza, nadie era digno de igualarlo. Ese pensamiento lo lleno de rabia, eso
y el recuerdo de una derrota. Aquella derrota siempre lo enfurecía. Fue el día
que Loken lo derribo y lo dejo inconsciente.
El legionario le ataco con su hacha, a dos manos y con un
tajo limpio cerceno la mano que empuñaba el látigo. Lucius gritó, no de dolor,
si no de placer.
Intento contraatacar, pero el legionario paró su golpe. Rodó y se colocó a su espalda. Volvió a levantar el hacha de energía, crepitando y
de un tajo corto carne, ceramita y hueso. Lucius cayó al suelo con una mueca en
su rostro. Aún así estaba vivo, pero no por mucho tiempo, ya que Skelaar volvió
a levantar el hacha y cortó su cabeza.
Skelaar, levantó su hacha orgulloso delante de su Señor,
Saardiar. Isstern estaba a su lado, mirándolo de forma malévola. No lo veía
como un aliado, sino como un rival. Tendría que ocuparse de él.
Skelaar gozaba su momento de gloria. Vivía el momento. Se
volvió y agacho su cabeza delante del Avatar. Este sonrió de forma malévola y
seductora.
- Muy bien Campeón- dijo con voz sensual- has
ganado y mereces una recompensa, así como tú Señor.
Y al decir esto miro a Saardiar.
-
Tendrás a tus demonios, así como los humanos que
quieras de los que tenemos capturados.
-
Alabado sea Slaanesh- respondió Saardiar-, soy
su servidor y el tuyo.
Miro a Skelaar. Este estaba allí, de pie celebrando su
momento.
-
Y ahora, Campeón tendrás tu recompensa.- dijo el
Avatar.
Un aura rojiza lo envolvió. Un aura de poder que emanaba del
propio planeta y que rodeo a Skelaar. Este sintió el cómo el poder de Slaanesh
lo envolvía, lo embargaba los sentidos. Sentia a la vez dolor y placer. Y entonces grito.
El alarido que dio el legionario hizo estremecer a Saardiar.
Vio como delante de sus ojos como su armadura cambiaba de color y forma. El
morado oscuro de los Elegidos de la Muerte cambio a un malva claro. Su armadura
comenzó a llenar se de rostros, rostros que gritaban agónicos, igual que en ese
momento lo hacia Skelaar. Su rostro, contraído fue cambiando, no mejor dicho,
desplazándose hacia la armadura. Eso era lo más extraño, su rostro no tenía ninguna
facción, pero poco a poco fue llenándose de cicatrices. Y el rostro del
legionario apareció en la ceramita de la armadura. El rostro cambio, a medida
que las cicatrices inundaban su rostro. Aquel ya no era el legionario, si no
Lucius.
Un frío recorrió la espina dorsal de Saardiar. Aquello era
lo más parecido que había experimentado al miedo.
El Avatar lo miró con agrado.
-
Se ha cumplido la voluntad de Slaanesh- dijo con
voz sensual.
En ese momento, escucharon un ajetreo fuera. Primero fueron
gritos, pero después cambiaron a lo que parecían detonaciones.
Saardiar y sus hombres salieron fuera y vieron lo que
pasaba.
Algunas naves habían aterrizado, el Elegido de la Muerte las reconoció
en seguida, era sin duda la nave de Telos. No cabía duda, aquella Stormbird
saltaba a la vista que era de él, pero junta a ella habían aterrizado algunas
más, una la reconoció como la de Udyat y la otra era la de Maésteles, pero no
vio al Apóstol por ningún sitio, pero si a su acólito, Silas.
Saardiar, con paso agitado se acercaba a ellos cuando de
pronto se vieron rodeados por los que hasta ese momento creyó que eran sus
compañeros. Los Legionarios de Udyat abrieron fuego contra los infieles, como
les llamaban. A su cabeza iba Udyat.
No comprendía que pasaba. Los que hasta ahora habían sido
sus aliados atacaban. Entre el fuego pudo ver como los legionarios de armadura
verde marino asesinaban tanto a demonios como a sus hombres. Udyat con su maza
convertía en polvo a sus enemigos.
Telos, con su malsana aura destrozaba a los demonios, los
hacia caer.
Silas, al mando de algunos hombres asesinaba sin compasión a
unas diablillas que se le habían enfrentado. El fuego de sus bolters las
destrozaba.
Y Udyat avanzaba, con sus Elegidos, en armaduras de
exterminadores, con lanzallamas pesados y disparando sus bolters de asalto. Vio
como uno de los exterminadores arranco la cabeza a uno de los demonios y la
tiro con desprecio.
No comprendía aquello. Solo hasta que Isstern le hablo no
salio del paroxismo que había en su cuerpo.
-
Mi señor, debemos de salir de aquí.
-
Si- respondió el caótico, sin comprender lo que
sucedía.
Escuchaba gritos de herejes, de blasfemias que salían de los
que hasta ese momento habían sido sus hermanos de batalla. Habían traicionado
no a él, sino a los Dioses. Aquello no podía
quedar impune.
Guiado por Isstern, Saardiar y los pocos hombres que habían
conseguido reunir se dirigieron hacia su Thunderhawk. Tenía que informar a Lord
Erebus.
Udyat se había abierto paso, dejando detrás de él un reguero
de cadáveres de demonios. Entro en la
sala y vio a su objetivo, el Avatar.
Este se alzó y le hablo.
-
¿Quién eres? ¿Cómo osas profanar este Templo?
-
Soy Udyat- dijo el exterminador- y Anarquía te
manda saludos.
Y al decir esto avanzo hacia el Avatar. Unas diablillas
intentaron interceptarlo, pero con una agilidad inaudita en un ser con aquella
armadura, esquivo a una, que cayó al suelo atravesada por su garra. Las otras
le rodearon, pero el exterminador abatió a una con su bolter pesado,
destrozando su cuerpo. El resto intentaron atacarle. Y en ese momento uso su
maza, la cual activo. Golpeo a una, que se convirtió en polvo con el mero
contacto del arma demonio y como si fuera una enfermedad que se extendiera,
varias de las diablillas también se convirtieron en polvo. Solo quedaba una, a
la que Udyat cogió por el cuello y la levanto, rompiéndoselo.
Tiro el cadáver del demonio con un gesto de desprecio y
dirigió sus pasos hacia el Avatar. Este intento conjurar su poder, llamar a su
Paladín, pero no tuvo tiempo. Udyat le incrusto la pesada maza en la cabeza.
Sus pinchos perforaron el cráneo y cayó al suelo, sin vida. Udyat grito, dio un
alarido de victoria.
El relato dejo a todos los asistentes sin habla. Aquello que
contaba el legionario no solo era traición a las Legiones, sino también a los
Dioses.
Abaddon, visiblemente enfurecido iba a hablar cuando Erebus
le interrumpió.
-
Creo que esto, en parte es culpa mía- dijo con
voz parsimoniosa-, fui yo quien le proporciono a Horus los medios para hacer
esto.
Abaddon lo miro sin comprender.
-
¡HORUS ESTA MUERTO!- grito el caótico.
-
Si- le respondió Erebus-, pero no su legado, hay
otro Horus, uno que antaño fue tu hermano, aquel que junto a ti acabo con los
traidores en Isstvan. Aquel que después de la muerte de Horus robo su cadáver e
intento volverlo a la vida.
-
Murió- dijo Abaddon-, murió en aquella nave,
estoy seguro.
-
No murió, huyo, se escondió de ti y de todos. Y
al parecer lo subestime. Creo que tiene unos aliados muy peligrosos.
- Veo que la marea cambia- dijo Arhiman levantándose-,
veo a aquel cuyo nombre no podemos decir, renacer, lo veo encontrar un paladín
para luchar contra sus hermanos. La Guerra de los Dioses ha comenzado.
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