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sábado, 20 de abril de 2013

Trasfondo: Los colores del Caos

Hola a todos. en este pequeño articulo, os voy a mostrar, de forma somera, las distintas heráldicas de los Elegidos de Horus.
Empecemos.
ELEGIDOS DE HORUS 
Esta seria la armadura de los Absolutos, seguidores de Horus, Anarquía y Udyat. Como veis, el color seria parecido al que usaban los Hijos de Horus antes y durante la Herejía.

ELEGIDOS DE HORUS GUERRERO (KHORNE)
Esta seria su armadura, que conserva el color original y le añade el rojo. El Apóstol Maesteles, era quien los guiaba, lugar que toma ahora el adepto Silas.

ELEGIDOS DE HORUS MUERTE (TZEENCHT)
Estos añaden un color azul a su armadura. Terghian se podría incluir entre ellos.

ELEGIDOS DE HORUS ENFERMA (NURGLE)
El color de la armadura cambia, a un tono marrón grisáceo. Telos es su Señor.

ELEGIDOS DE LA MUERTE SLAANESH
Los seguidores de Saardiar llevan su armadura de otro color distinto, con el cual adoran a su Dios, Slaanesh y además desafían la autoridad del mismo Horus.

Como podéis ver, los tonos de armadura, si quitamos a los primeros, son distintos en casi todas.
Cada escuadra, que venera a una marca distinta, tendrá elementos de color diferente, si exceptuamos a los Elegidos de la Muerte y los Elegidos de Horus de la Enferma, cuya heráldica es distinta.
Pues nada, estos serán los colores de las escuadras, tanto de legionarios como de Elegidos.
Nos vemos en otra entrada.

viernes, 12 de abril de 2013

CAPÍTULO II: DECISIONES


En la sala había un silencio sepulcral. Después de que Horus hablara, todos los presentes, Terghian, Maesteles y Udyat callaron.
Nadie decía nada, pero unas miradas de inquietud partían de unos a otros. Alguien debía de ser el primero en romper el silencio.
Y fue el Apóstol.
       -          Mi señor- dijo con voz afectada-, lo que nos propones es algo difícil de aceptar.
       -          Lo sé.
       -          Mi fe en los Dioses es fuerte- volvió a decir el caótico-, el poder de Khorne es increíble. No puedo creer que exista algo más poderoso que él.
       -          Según las antiguas creencias si- esta vez fue Terghian el que hablo, casi como si estuviera exponiendo un hecho, como si fuese un orador-. Sabemos que existen más entes en la Disformidad que los Cuatro conocidos.
       -          Eres un Elegido, Hechicero- dijo el Apóstol-, no creo que des por cierto esas creencias.
       -          Antes de ser Elegido fui algo más- dijo tristemente- y tenía a mi alcance mucho conocimiento, más del que tú nunca podrías  imaginar. Leí libros que estaban prohibidos a la mayoría de los mortales y sé que existe un conocimiento superior.
       -          Muéstrame ese conocimiento- dijo Horus, quien sabía a qué se refería.
       -          Como quieras, mi Señor- dijo el Hechicero-. Antes he de decir una cosa, lo que os voy a contar pocos lo han oído, ya que es un secreto guardado de forma ancestral. Existen libros, prohibidos como dije antes, en los cuales se relatan hechos, no cuentos, sobre antiguos cultos. Y estos libros hablan de no cuatro, si no cinco dioses del Caos. Existía un quinto, cuyo nombre fue borrado de todos sitios ya que su mera pronunciación haría que este tomara forma humana delante de la persona. Muchos inquisidores lo saben, el nombre, pero lo callan u ocultan.
       -          Ese conocimiento prohibido- dijo Maesteles- solo está al alcance de la Inquisición. ¿Cómo lo sabes?
Terghian callo, sabía que no podía contestar eso, no todavía. Primero tenía que aceptarse como era.
       -          Conocí una vez a un bibliotecario muy poderoso, el Hermano de Batalla Enhon, un Caballero Gris- mintió Terghian-, quien, durante un interrogatorio me explico ciertas cosas. Quería saber de dónde procedía mi poder, así que investigo ciertos manuscritos prohibidos. No me dio ese conocimiento, ya que yo solo era un mero mortal, pero me explico ciertas cosas. Y una de ellas era esta. La llamó, creo recordar, La Guerra de los Dioses. Me dijo que fue hace muchos milenios, antes de la creación de los humanos, incluso antes de la creación de los xenos. Existía una Guerra Eterna entre ellos. Y los Cuatro, al ver que no iban a ningún sitio ni ninguno ganaba, se aliaron contra Uno. Y ese Uno fue vencido y desterrado. Antes de eso, prometió vengarse. Creo que ese Uno es el que nuestro Señor dice.
       -          No tiene sentido, Hechicero. Los Dioses…
       -          Los Dioses dan sentido a tu vida, Apóstol- contesto Udyat-, pero a mí no me dan nada. Yo lo veo de otra forma. Lo vi en el campo de batalla. Los Dioses huyeron como cobardes frente al empuje de los Leales.
El Apóstol los miro, no sabía que contestar, pero Terghian continuo.
       -          Udyat tiene razón. En la batalla tú estabas allí como yo y viste lo que paso.
       -          Los Dioses no estaban complacidos- replico el Apóstol.
       -          Los Dioses vieron una fuerza de combate sin igual- replico Udyat-. Mi Señor, son valientes esos Lobos Lunares. He de decir que me impresionaron bastante, no esperaba eso. Además su líder, ese Loken, estuve cerca de él y a su alrededor destilaba un halo de confianza. Sus hombres confiaban en él.
       -          Lo sé- dijo Horus- Udyat, tú lo has dicho. Todo eso lo hemos perdido nosotros. Lo he comprendido con el paso de los siglos, milenios. Ellos ganaron, nosotros perdimos. Murieron dos de los pilares de la guerra, pero ellos ganaron más que perdieron. Ellos se hicieron fuerte mientras que nosotros solo fuimos una banda de perros que nos atacábamos unos a otros. Yo os ofrezco acabar con eso.
Terghian miro a Horus fijamente. Una idea se ilumino en su mente. Volver a ser como antes. Lo anhelaba, lo ansiaba. Lo había perdido todo y Horus le ofrecía todo en bandeja.
       -          Estoy contigo, Señor- dijo el Hechicero-. Siempre odie a Tzeencht, porque me convirtió en esto, un desecho.
       -          Estás loco, Hechicero, eres un Elegido- dijo el Apóstol.
       -          No sabes lo que significa eso- Apóstol- dijo sonriendo el Hechicero con una mueca-. No sabes ni la mitad. Mírate bien. Yo me miro cada día en un espejo y lo que veo no me gusta en absoluto.
      -          Estáis locos, os vais a enfrentar a los Dioses, su poder es infini…
El Apóstol no pudo terminar la frase. Sin que nadie pudiera apenas percibirlo, Udyat cogió al khornita por el cuello y lo alzo. Aún sin su armadura de exterminador era más alto que los presentes. Aplicó la fuerza necesaria y justa para romper el cuello del Apóstol. Lo lanzo al suelo, como un saco vacío.
Horus lo miro. Udyat sabía que aquello no iba a ningún sitio, así que opto por lo más lógico. Maesteles no estaba con ellos, era un enemigo y por ello debería de ser suprimido.
       -          El próximo será Saardiar- dijo el Hechicero.
       -          Lo sé- le contesto Horus-, pero yo me encargare de él.
       -          ¿Cómo mi Señor?- pregunto Udyat.
       -          Dándole más de lo que él anhela.

Horus le había llamado a su presencia. Eso, en otro tiempo había sido un honor para él, Saardiar, Elegido de la Muerte. Pero ahora era como una impertinencia. Sus últimos encuentros con sus Señor no habían acabado bien. Siempre le reprochaba, siempre lo reprendía y eso no le gustaba. Era muy orgulloso. Y su orgullo, después de la venida de Udyat de la Batalla de Isstvan III, le había hecho pintar su armadura de color malva oscuro, con detalles en plateados. Y había puesto en sus hombreras símbolos de su Dios, Slaanesh.
Pero aquella vez había acudido a la llamada de sus Señor, acompañado como siempre por Isstern, su lugarteniente.
Cuando entro en la sala comunal, que era donde Horus daba sus órdenes, lo que vio no le gustó mucho. Estaba allí el que hasta ahora llamaba su Señor, acompañado por sus dos perritos falderos, Terghian y Udyat, así como Telos, el Elegido de Nurgle, cada vez con un aspecto peor, a quien ya se le estaba cayendo casi todo el pelo y daba muestras del deterioro propio de su Dios. Y también estaba uno de los adeptos del Apóstol, Silas. Le extraño no ver al Apóstol, pero este se ausentaba algunas veces. Se dio cuenta de una cosa, que Udyat, su rival no llevaba la armadura que acostumbraba. Bueno si era su armadura, pero su color no era el gris oscuro de siempre, si no que era de un color verde oscuro, parecido al de su Señor pero aún más oscuro. Notó tensión en el ambiente, algo iba a suceder.
       -          Me has llamado, mi Señor- dijo el slaanita.
       -          Si Saardiar, tengo una misión para ti- le contesto Horus.
Aquello dejo perplejo al caótico, que miro a su lugarteniente. Este, con un gesto apenas disimulado mostro también asombro.
       -          Saardiar, siempre me has pedido que refuerce tus tropas.
       -          Sí.
       -          Bien, te doy la oportunidad de hacerlo.
El rostro de Saardiar se ilumino.
       -          Gracias, mi Señor- dijo- hare todo lo que este en mis manos para complacerte.
       -          Necesito apoyo para una misión, así que te envió a Saartis IX como embajador para pedir ayuda. Su gobernador adora también a Slaanesh, por eso será más fácil que nos la conceda si vas tú.
      -          Gracias mi Señor.
      -          No me agradezcas nada tan pronto. Saartis XI es un mundo Demonio de tu Dios, tu misión allí será la de hacer una alianza con su avatar en aquel mundo. Necesitamos sus demonios.
      -          Hare lo que me pides.
      -          Si lo logras, tendrás como recompensa una legión de Demonios a tus órdenes, además de que allí podrás reclutar algunos humanos que tienen prisioneros como nuevos legionarios. No son muchos, unos cien, pero suficientes, ¿no?
      -          Si mi Señor- con testo Saardiar- me complace.
      -          Parte inmediatamente. Quiero esa alianza forjada cuanto antes.
      -          No os defraudare.
Saardiar, junto con su lugarteniente salió de la sala. Miro a Isstern y este asintió.
      -          No me fio de esto- dijo Saardiar- hay algo oculto.
      -          Mi señor, te manda a una misión importante. Además conseguiremos lo que queremos.
      -          De eso es lo que no me fio, de que me da justamente lo que quiero y más. Ponte en contacto con Lord Erebus, le gustara estar informado de esto. Prepara nuestra nave, partimos hacia Saartis XI.

Horus miro a sus lugartenientes.
      -          Udyat, Silas y Telos los seguiréis. Llevaros vuestras naves.
      -          Entendido, mi Señor- contesto Udyat golpeando su pecho con el puño.
      -          Mis órdenes son que cuando lleguen a su destino, dos horas después desembarquéis. Quemad ese mundo.

viernes, 5 de abril de 2013

Que hay en la caja: Marine de Plaga de Spellcrow

Hola a todos. Bienvenidos a un nuevo articulo, esta vez otro unbox.
El otro día me llego de Spellcrow una serie de piezas para conversiones. Así que vamos a ver lo que me llego en el paquete.

Mande a pedir unas piernas para caóticos de plaga, o Plague Legión como los llama Spellcrow. Aquí abajo podéis ver lo que me vino:
Son seis piernas, dos pueden ser para un paladín y las otras para legionarios normales. Como se puede apreciar en la foto, el nivel de detalle es muy bueno. Aquí abajo os muestro otra foto de las piernas: 
El detalle es muy alto. Me ha sorprendido, una vez en la mano lo detallada que están las piernas.
Pero esto no acaba aquí, ya que en el paquete me venia otra bolsita, como veis en la primera foto.
Fue la sorpresa, en esta bolsa venia lo que podéis ver en esta foto:
Estaba formada por una cabeza, un torso, dos hombreras, una mochila y dos brazos, lo justo para hacer una  miniatura.
El detalle es de la misma categoría que las piernas.

Mi veredicto sobre esto es de 10. Diez por el material enviado, fácil de desensamblar, sin apenas flashes y con lineas de molde fáciles de quitar. Diez por el modelado de la figura, de una calidad bastante buena y diez por Spellcrow. Así de esta forma es como se hace para que un cliente compre y repita. Y os aseguro que voy a repetir.
En otro articulo os mostrare algunas conversiones, así como la miniatura montada. Nos vemos en el próximo articulo.